Para nosotras existen dos tipos de traductor: o eres traductor en plantilla, o lo eres en pantuflas.
Ambas, Alba y Oli, hemos tenido o tenemos la suerte de estar de prácticas en una agencia de traducción en la que, además de aprender muchísimo sobre la profesión, hemos disfrutado de una muy buena experiencia a nivel personal. Ha sido el contacto más próximo al mundo laboral de la traducción. Por supuesto, antes habíamos hecho trabajitos de otras cosas, incluso en interpretación, pero nada comparado con ir cada día a la oficina a traducir. Esta experiencia nos ha ayudado a saber de primera mano qué es eso de traducir en una empresa, y creemos que la mejor forma de exponerlo es haciendo una pequeña lista de ventajas y desventajas.
Ventajas
Si tienes la suerte de estar en una empresa en la que haya buen ambiente y trato cercano, traducir puede ser muy divertido. Tener a un grupo de profesionales en tu misma situación y que entienden los problemas que te puedan surgir es un aliciente y pueden salvarte de la monotonía de una jornada laboral frente al ordenador.
Precisamente esto mismo, tener a tu alrededor a otros traductores, puede ser de mucha utilidad cuando te enfrentas a algún pequeño o gran reto de traducción. Pueden aportar su punto de vista y su experiencia y ayudarte a salir del paso, podéis incluso discutir cómo traducir un eslogan o una frase hecha y puede ser muy divertido.
Revisiones de compañeros. Nos pueden ser muy útiles, sobre todo cuando empezamos. Al principio tendremos bastantes errores y que alguien te comente tus puntos débiles puede ayudarte mucho. Nos comentarán lo malo, pero lo bueno también, tranquilos.
Puede parecer obvio, pero el ser autónomo no garantiza un sueldo fijo, obviamente. En cambio estar en una plantilla fijo te asegura unos ingresos fijos siempre. Suponemos que depende de a quién se pregunte esto podría ser una ventaja o no.
Desventajas
Cuando eres freelance tú te marcas los tiempos, mientras que en una oficina las horas son las que marca la empresa y tu contrato. Estar cansado no es una excusa para no ir.
En una empresa/agencia lo normal es que te den encargo tras encargo, sin más pausa que el camino al baño y poco más. Sin duda no tenemos que quejarnos de tener cosas que hacer, pero puede ser muy agotador cambiar de temática cada poco tiempo; nos puede volver un poco locos, aunque no cambiar de temática durante demasiado también puede despertar la monotonía en la oficina. Os lo aseguramos.
Como hemos mencionado antes, el estar fijo nos asegura ingresos estables, pero muchos prefieren ser autónomos (traductores en pantuflas). Todo tiene su parte buena y su parte mala. La mala que queremos nombrar aquí es la famosa cuota de autónomo. Ser traductor autónomo es ser un empresa en sí con lo que ello conlleva: pagar impuestos, ingresos irregulares… Si bien al ser joven nos podemos beneficiar de ciertas ayudas para jóvenes emprendedores, nos puede costar conseguir una agenda de clientes habituales que nos permita seguir adelante sin que nos persiga Hacienda. Además está la inseguridad y la poca planificación que puedes tener al no saber cuánto vas a ganar ese mes o cuándo te va a pagar el cliente debido a las diversas formas de pago con las que funciona el mundo de la traducción.
Como siempre, todo tiene su parte buen y su parte mala, depende de con qué ojos lo veamos. Estamos deseando conocer vuestra opinión: ¿preferís traducir en una oficina o desde casa?
Ánimo a todos los traductores novatos, no perdáis la esperanza, salid ahí fuera y demostrad que sois los mejores y como diría Rachel, go get one of those job things.
Be happy, keep calm and don’t panic (yet).
Alba y Oli
¡Genial chicas!
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¡Gracias Salva! Cuando quieras participar con alguna entrada… ya sabes 😉
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El «Ser o no ser…» se escribió porque aún no se conocía el dilema «en plantilla o en pantuflas», si no esa sería la gran cuestión. 😉
Fuera bromas, una gran pregunta, difícil de contestar. ¿Quién no desea una nomina y vacaciones pagadas? Pero por otra parte, ¿quién renuncia a la flexibilidad y la comodidad que te brinda el autoempleo?
Yo diría que si tienes la suerte de conseguir como autónomo una colaboración «fija» que te dé al menos un espejismo de estabilidad, los pros se inclinan claramente…
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Muchas gracias por tu comentario. Coincidimos totalmente contigo, es difícil decidir y depende mucho de cada persona. Como decíamos, todo tiene parte buena y mala.
🙂
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Muy bueno el articulo! Personalmente, creo que la inclinación va a depender del momento que cada uno esté viviendo y la necesidad o no de un sueldo fijo y la necesidad o no de flexibilidad… Creo que voy a tratar de probar las dos experiencias!
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¡Gracias por comentar! Y mucha suerte probando las dos cosas 🙂
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Me llama la atención el uso que hacen de ‘nombrar’ en este fragmento frase: «Como hemos nombrado antes el estar fijo nos asegura ingresos estables, pero muchos prefieren ser autónomos (traductores en pantuflas), todo tiene su parte buena y su parte mala. La mala que queremos nombrar aquí es la famosa cuota de autónomo…» No ma suena natural, yo diría ‘mencionar’, ‘decir’, ‘señalar’, ‘indicar’, pero nunca ‘nombrar’. ¿Cómo lo explican? ¿Interferencia de otra lengua?
Saludos cordiales.
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Tiene razón, ahora que lo dice no suena especialmente natural. Como ve, nadie se salva de cometer algún calco o tener interferencias de otros idiomas. ¡Gracias por su comentario! 🙂
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Aquí un «en pantuflas» (anted en plantilla) que lo que más echs de menos es la ayuda y el compañerismo con compis traductores en esos términos que no son siempre fáciles de traducir. Aunque está bien eso de poder decir sí o no a las traducciones sin que nadie me las imponga!
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Sin duda son de las mayores ventajas de ambas opciones. ¿Quizá la solución esté en compartir oficina con otros autónomos? Así trabajaríamos a nuestro ritmo y pero con compañeros…
¡Muchas gracias por tu comentario! 🙂
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